Por Roberto Ciafardo

Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha y Arana, nació el 1 septiembre de 1838 en la ciudad de Buenos Aires y fue hijo de Juan José Rosendo Rocha y su mujer Juana Josefa de la Trinidad Arana Olivera. 

Para los que vivimos en La Plata es un viejo conocido. Fue el fundador de nuestra ciudad y eso solo nos basta para incluirlo en nuestro panteón doméstico. Pero también fue uno de los intelectuales más importantes de su época y fundamentalmente un hombre de acción. 

Luego de graduarse de abogado participa de las guerras civiles argentinas y con el rango de sargento mayor en la Guerra del Paraguay.

Fue Diputado y Senador de la Nación y en 1881 es nombrado Gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Su obsesión fue construir una provincia moderna a los ojos del mundo. 

En su campaña electoral resalta la importancia de la integración territorial prometiendo públicamente: “He de extender un kilómetro de vías por cada día de mi gobierno” y cumplió.

Introdujo en el país los ferrocarriles Decauville y construyó líneas férreas que permitieron la conexión con importantes localidades bonaerenses como Mar del Plata, Benito Juárez y Bahía Blanca. 

A esta acción la complementó como constructor de puertos con el objetivo de imponer la presencia de estos “sobre nuestros grandes ríos o sobre el mar ligándonos a los centros de producción y al mundo” De esta manera, lideró la construcción de los puertos de Ingeniero White, Mar Chiquita y del gran puerto de Ensenada.

La fundación de la Plata, sin lugar a dudas su mayor apuesta, no fue un hecho aislado. Rocha desarrollo un programa que abarco a todo el territorio provincial promoviendo la fundación de ciudades como Necochea (12 de octubre de 1881), Coronel Vidal (28 de mayo de 1883), Pehuajó (3 de julio de 1883), y Tres Arroyos (24 de abril de 1884).

Nuestra ciudad le rinde homenaje con un monumento, de características singulares que sintetizan sus ideales y legado político, inaugurado en el año 1934. 

La obra fue encargada al escultor de nuestra ciudad César Sforza de reconocida trayectoria.

Nacido en 1893, Sforza estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes y participó en el Salón Nacional, donde obtuvo el segundo premio en 1918 con Nostalgia y el primero en 1920 con Cariátide, un desnudo femenino. 

Paralelamente a su actividad creadora desarrolló un perfil intelectual y docente, ya que justamente en los años en que trabajaba en el monumento a Dardo Rocha, ganó la cátedra de escultura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, donde también fue miembro, junto al compositor Gilardo Gilardi y otros artistas de la comisión directiva de la importante revista Imagen, órgano de la Escuela.

Su obra de sentido figurativo sintético y una potente imagen de masa, lo emparentan con otros escultores pos-académicos argentinos del momento. 

Para el monumento de carácter decididamente arquitectónico, Sforza decid que fuera un gran basamento de piedra Mar del Plata capaz de albergar imágenes y escenas figurativas en su mismo cuerpo, ya que deliberadamente carecería de una estatua. 

Rocha es ponderado a través de su obra. Su figura solo aparece en un relieve pequeño mientras que el conjunto despliega su programa político en una envolvente figurativa continua que remata el volumen con figuras gran escala, 10 de 2,80m y 3 de 3,40m.

En el frente principal junto con la imagen de Rocha, resuelta con forma de medalla,  se encuentra el motivo central: «El despertar de la creación» 

Un desnudo de mujer cuyos brazos se alzan al cielo en muestra de total esplendor. La rodean los elementos de la naturaleza: agua, tierra, fuego y aire.

El entrepaño siguiente hacia el Norte representa «El crecimiento de la población» representado por una familia. 

El artista rinde tributo al caudal inmigratorio que llego a nuestra ciudad. Las figuras representan a un hombre que extiende la vista cubriendo con un manto la figura de una mujer y en medio de la pareja la figura de un niño, símbolo de la nueva generación, ofrece a su madre un manojo de laurel, expresión del ideal triunfante.

Estas figuras representan a miles de familias que vieron la posibilidad de desarrollo y progreso que vieron en estas tierras un lugar donde la integración entre distintos pueblos podía ser una realidad. 

Un verso popular, durante los primeros años de la ciudad,  ponía en boca de un inmigrante:

Va a cantare uno minuto

un cregoyo de mi fiore

Pascualino Benvenuto.

 

Empezare saludando

con satifacione grata

a lo pueblo de La Plata.

 

Sono gaucho forastieri

ca ha venido a ista ciudad

con mis socios a fariari

acunto con los pueblieri” 

En el ángulo Noreste la “Virtud cívica” se representa en una figura femenina frontal y desnuda portando una palma de la victoria.

En el entrepaño Este, “Se conciliaron los poderes”, dos figuras personifican a la Nación y la Provincia con sus respectivos escudos. Estas se dan la mano bajo el árbol de la sabiduría remarcando uno de los propósitos políticos fundamentales de la fundación de la ciudad.

En su discurso en el acto de colocación de la piedra fundamental de la ciudad Dardo Rocha destaca que la empresa que nacía, representaba y sellaba la unidad nacional. Esto se ve representado en el interpaño “Consolidó la paz nacional” por medio de  una figura femenina desnuda que porta la bandera y una rama de olivo.

La construcción de una ciudad ideal y el esfuerzo de quienes la construyeron  se simboliza en el panel Sur: “El tiempo del trabajo”.

 Un hombre y una mujer toman parte en la construcción de una columna, síntesis de la ingeniería y la arquitectura

En el interpaño  “la Voluntad” recordando la templanza de los fundadores para superar contratiempos se presenta un personaje masculino de carácter hercúleo porta una piel de león. 

Finalmente, el entrepaño oeste ilustra la “Ciudad Universitaria”, resaltando una de las aristas más significativas de la vida de la ciudad. 

Representada por dos figuras femeninas una portadora de una lira, símbolo de las artes y la otra a la sombra del árbol de la sabiduría, símbolo de las ciencias. 

La maciza construcción ubicada en el centro de la plaza se impone por su solidez y monumentalidad en correspondencia a la magnitud del programa fundacional y la firmeza de voluntad de Dardo Rocha para llevar a cabo su obra de gobierno.

                                                                   Vista del monumento a pocos años de su inauguración

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