Por Roberto Ciafardo

El 1 de marzo de 1914,  fallecía Jorge Alejandro Newbery.

Aviador, deportista, hombre de ciencia y funcionario público. Tenía sólo 38 años y planeaba atravesar la Cordillera de los Andes en avión. Ese día, cuando presentaba la aeronave con la cual iba a lleva a cabo el cruce, sufrió un sorpresivo accidente que termino con su vida enlutando a todos los amantes del deporte argentino.

En 1907 Newbery había traído desde Francia el globo “Pampero” con el cual cruzó el Rio de La Plata acompañado por Aarón de Anchorena, quien lo había iniciado en su pasión por la aeronavegación.

Jorge Newbery fue el primer ídolo popular de los argentinos.

Eduardo Bradley nació en La Plata el 9 de abril de 1887. 5 años  después de que su padre, Tomás Bradley, llegara a la ciudad para convertirse en el fotógrafo oficial de la Nueva Capital.

Eduardo había forjado una  estrecha amistad con Newbery. Fue él  quien lo inició en las artes de la aeronavegación. Desde 1909 volaba en globo y ya se había animado a algunas travesías riesgosas. En su legajo figuraban récords de altura, duración y distancia. 

No conforme con estos logros, el intrépido Bradley quería más.

En 1914 pensó por primera vez llevar adelante la titánica tarea de cruzar la cordillera de Los Andes en un globo aerostático. Según sus cálculos, se necesitaba un globo de grandes dimensiones  impulsado por hidrógeno y una vez alcanzados los ocho mil metros se podían aprovechar los vientos huracanados para lograr la meta.

En 1915 presentó los fundamentos para la travesía y el  temerario plan se concretó el 24 de junio de 1916. 

En su libro “La travesía de los Andes en globo” publicado en 1917 y dedicado “… a la memoria del malogrado ingeniero Jorge Newbery, fundador de la aeronáutica argentina”, Bradley señala que:

Esta empresa fue planeada por el malogrado ingeniero Jorge Newbery hace varios años y después de efectuar algunos estudios en Santiago de Chile la abandonó dando a entender que era irrealizable”.

En febrero de 1916 Bradley solicitó al Aero Club Argentino -del cual era Secretario General- la autorización para llevar a Chile dos globos, el “Eduardo Newbery” y el “Teniente Origone”. 

En marzo trasladaron todo el material necesario para la travesía en tren, desde Buenos Aires a Chile,  donde fueron recibidos con los brazos abiertos por el Aero Club trasandino

La primera fecha elegida para partir fue el 16 de abril pero se vio frustrada por un problema técnico en la maquinaria para la producción de hidrógeno. A esto se sumó una temporada de intensas nevadas, lo que hizo posponer la partida para el 26 de mayo. Las condiciones meteorológicas hicieron que tampoco se puedo concretar. 

Finalmente luego de varios intentos el 24 de junio, a las 8:25 de la mañana, Eduardo Bradley y Angel María Zuloaga emprendieron la esperada travesía. 

En las afueras de la ciudad de Santiago soltaron las amarras que mantenían al “Eduardo Newbery” anclado al suelo  y empezaron la aventura.

A las 8 y 30 di la voz de larguen poniendo en libertad al ‘Eduardo Newbery’ que en suave ascenso comenzó a alejarse en dirección al sudoeste. En eso, una voz amiga y cariñosa gritó desde abajo: ‘¡Adiós cabezas duras!’. La contestación fue media bolsa de lastre que volqué para apurar el ascenso(La travesía de los Andes en globo)

Comenzó el ascenso. La subida se tiñó de vértigo. Los viajeros casi no podían creer lo que veían a sus pies. 

Cuando alcanzaron los 4.000 metros se desprendieron de las primeras bolsas de arena que usaban como lastre para que el globo continuara su ascenso. A los 6.500 metros se colocaron las máscaras de oxígeno y arrojaron más lastre. Cuando el barómetro marcó 7.000 metros una corriente huracanada los empujo hacia el este, rumbo a Argentina. 

Les faltaban mil metros más para alcanzar una altura ideal y no correr peligro. Ya habían tirado todas las bolsas de arena que llevaban por lastre. ¿Qué hacer entonces? La decisión se tomó rápidamente, sin preocuparse por el riesgo que asumirían. Tiraron al vacío la comida, los instrumentos de medición y de haber sido necesario -escribió Bradley- eran capaces de “arrojar la barquilla y sentarse en el aro del globo”. 

Llegaron a los 8.100 metros. El viento era cada vez más fuerte y el frío llegaba a los 33 grados bajo cero. Divisaron el cerro Tupungato, minutos después, la quebrada por donde corría el río Mendoza. La visión de aquel hilito de agua hizo que sintieran que la mitad de la travesía estaba cumplida. 

Fue aquel un momento de intensa y suprema emoción en el que con cierto orgullo insolente como si sintiéramos a la muerte y a la furia de los elementos encadenados a nuestra voluntad humana y doblegados al simple esfuerzo de la inteligencia y del músculo, en que nuestros pulmones, a pesar de estar debilitados por la falta de oxígeno y por la enorme depresión atmosférica, dejaron escapar un grito agudo y estridente de ‘viva la Patria’, que el eco repitió hasta el cansancio, como si hubiera sido lanzado por pechos de gigantes para que rodando de cerro en cerro llegara hasta los confines del mundo anunciando que la bandera argentina había cruzado por sobre los más altos picos del universo”.(La travesía de los Andes en globo)

Faltaba el descenso. Luego de soportar fuertes  vendavales y remolinos, lograron aterrizar sin grandes problemas en el Cerro de la Cepa, al pie del Uspallata, a los doce del mediodía. El viaje había durado tres horas y media.

La prensa se hizo eco de la hazaña. El 25 y 26 de junio de 1916 el diario El Argentino escribía:

“Vayan nuestros aplausos para esos dos argentinos que por la ciencia y la patria han hecho tremolar gallardamente la enseña nacional sobre los eternamente blancos picachos andinos, asombrando con su audacia genial a los cóndores, reyes de esas soledades, en la hora que el sol quiebra sus rayos en las frías y áridas rocas de la cordillera” (25/6/16)

“Acatar las órdenes era perderlo todo… y así como el general San Martín allá en tierra chilena reuniera a los jefes del ejército libertador para tras breve deliberación desobedecer la orden de abandonar la ya preparada campaña al Perú, aquellas dos almas intrépidas resolvieron afrontar la muerte antes que el ridículo lanzándose resueltas a la acción. ¡Gloria a los héroes! Su triunfo ha sido tan estupendo como la fe que los inspirara y hoy se traduce en timbre de honor para la tierra en que nacieron, porque argentina es la gloria conquistada por sus hijos”. (26/6/16)

El presidente de la Nación Victorino de la Plaza los reconoció con un telegrama donde expresaba: 

“Me informan del éxito que han tenido ustedes en su intrépida empresa, y me complazco en expresarles mis felicitaciones”.

Luego de renunciar a su cargo en la comisión directiva del Aero Club Argentino como señal de protesta al escaso apoyo que había recibido la travesía, Eduardo Bradley siguió vinculado a la aeronavegación comercial desarrollando un emprendimiento que serviría al territorio Sur de Argentina y Chile. 

A lo largo de su vida fue gerente de la compañía NYRBA, pionera de los vuelos interamericanos; gerente de Pan American Grace Airwais, posteriormente presidente de Pan-American Argentina. Integrante de la dirección de “Aerovías Argentinas”, empresa que no llegó a volar debido la creación de la estatal Aerolíneas Argentinas.

Eduardo Bradley murió el 3 de mayo de 1951 en Buenos Aires. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.

 

One thought on “Eduardo Bradley. El platense que cruzó por primera vez la cordillera en globo.”
  1. Realmente extraordinaria ,hazaña,pensar que hoy sobravuelan,los Andes y el mundo Miles de aeronaves,pero me izo recordar,una nota que decía,cuando la luna todo por Callao,se refería a la visita al país de los tres astronautas que fueron a la luna hecho histórico,y que su gran obsesión era visitar a Zoloaga para ellos alguien único por sus hazañas,por lo que no veían la hora de terminar con todos los actos de recibimientos,dado que solo estarían un día,lo hicieron y cuenta la historia que se llevaron unos pocillos de café que Zoloaga les obsequio con la inscripción creo de algo referente a la aviación argentina,la cual según ese relato se encuentran en el museo de la NASA internacional ,como homenaje a Zoloaga.alli no hacen mención del platense.muchas gracias.les pongo de manifiesto que puse mi correo,pero no deseo recibir en el nada,me gusta leerlo aquí.gracias

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