Por Aldo Facho Dede, arquitecto urbanista.
Eran pocos los que hace unos años podían imaginarse trabajando o estudiando frente al mar o el campo, sin la necesidad de tener que trasladarse cada día a una oficina o institución educativa. Ese anhelo de algunos hoy puede ser su nueva normalidad, la acelerada digitalización de las actividades cotidianas que nos ha exigido la pandemia de la Covid-19 nos ha hecho ver que la virtualidad no sólo es una alternativa, sino que es una enorme oportunidad para multiplicar el impacto y rendimiento de nuestras actividades, a la vez que reducimos o redirigimos ciertos gastos operativos. Claro, esto no es posible para todas las actividades humanas, dado que muchas aún dependen de nuestra presencialidad ,pero existe un grupo importante podría cambiar significativamente su forma de habitar.
Para ese grupo, hasta hace poco una discusión central era si invertían en un departamento céntrico pero pequeño, o con el mismo dinero compraban una casa a las afueras de la ciudad. Lo primero implicaba renunciar a espacios amplios y áreas libres, mientras que lo segundo implicaba largos viajes hacia los centros de trabajo o estudio. En cualquiera de los dos escenarios perdían algo.
Hoy esa dicotomía podría estar resuelta, a finales del año pasado se publicó un artículo en el diario El País (2020) en el que se mencionaba que las cadenas hoteleras de Accord y Marriot estaban evaluando transformar sus hoteles en espacios de coworking, complementando una oferta hotelera más flexible; algo similar estaría sucediendo en Buenos Aires, donde se estaría evaluando la transformación de edificios de oficinas y hoteles para poder albergar una oferta más flexible, que combine departamentos con espacios de trabajo y servicios (La Nación, 2021). Esta oferta estaría dirigida a esta nueva forma de trabajar y estudiar, en la que sólo necesitaríamos reunirnos presencialmente para ciertos trabajos colectivos o experiencias formativas, y luego podríamos continuar nuestras labores de forma remota.
Como consecuencia de esto, la vivienda temporal podría pasar a ser vista como una opción permanente, e incluso la opción de vivir en otras ciudades que tengan buena conexión con las ciudades principales; abriendo y diversificando el mercado inmobiliario, y restando presión sobre las zonas céntricas. Esperemos que nuestros gobiernos municipales estén a la altura de estos cambios, y flexibilicen la normativa urbana para que estos novedosos desarrollos se puedan concretar.
Foto: Reasonwhy
Articulo publicado originalmente en Urbania.pe
Recuperado con autorización de su autor de http://urbanistas.lat/la-vivienda-temporal-como-opcion-permanente/