Por Tonchi Mendy

Desde un lugar estético me pareció novedoso, jugado e innovador, sale de lo tradicional de cualquier libro, el color fucsia ya denota algo disruptivo, rompe con todo, donde se lo coloque resalta y llama la atención. Desde el lado de la estructura/caja también gusta inmediatamente, sale del tamaño y formato tradicional con una letra agradable a la vista y fundamentalmente resaltada por un buen espacio en los márgenes.

Una novelita – en términos Airanos- que desde el comienzo hasta el final está repleta de un realismo delirante ,hiperbólica. Hace que el lector vuele por todos lados sumergiéndose en una atmósfera de delirio, repleto de humor, sarcasmo y dobles sentidos.

Es así que, al entrar en la lectura uno se convierte en una máquina del tiempo que va del pasado al futuro en un abrir y cerrar de ojos, situándose en lugares, ciudades, países, planetas existentes e inexistentes pero narrados dentro de una realidad tan verosímil que hace que todo pudiera ser verdadero.

En estos últimos días, se ha renovado o se ha impuesto un debate inagotable en la literatura argentina. Un debate que siempre es acompañado de la disertación y el cambio de ideas, de posiciones de todo tipo hasta a veces llegar influenciadas por la pasión a extremismos o visiones ortodoxas: la siempre polémica “Vanguardia Literaria Argentina”. A veces hace pensar o decir si a esta altura debemos seguir con esa retórica sin fin. Lo cierto que sucede y acontece, pero en mi caso digo, “Los Extraestateles” qué es? Es vanguardia? Es algo anterior? Es post Vanguardia? Son las nuevas escrituras propuestas por Luppino? Sin lugar a dudas es todo  eso y más a la vez. Pero algo que también está claro: es algo distinto o que engloba todo, algo novedoso a lo que se viene publicando, una apuesta a una literatura que busca romper, que saca al lector de su estado de confort y lo lleva a otro lugar, hasta se podría decir que invita a la incomodidad de lo imprevisible, mezclado con lo futurista, con la distorsión delirante de un mundo paralelo con otra realidad.

En “Los Extraestatales” se ve de todo. Una influencia literaria repleta de grandes escritores, pero aflora y  se ve un Laiseca, con su hipérbole delirante de mundos y países inventados, con distintas formas de gobiernos de Estados, máquinas autómatas, guerras, científicos, déspotas, algo de esoterismo, servicios de inteligencia, debates literarios, con dialéctica e idioma propio. Pero a la vez se puede ver un Arlt con la monstruosidad que impone desde los personajes en algunos pasajes y como juegan los colores en los relatos. Pudiendo imaginar el gris tan usado por Arlt para caracterizar situaciones, con el desarrollo de una sociedad de empleados públicos de planta permanente, donde resaltan los grises.

La narrativa es rápida, agradable, llevadera. Se combina a la perfección con lo descollante, explosivo y desbordante de una pasaje a otro ,hace recordar a un Copi en su máxima expresión, marcado por sus formas y estilo kitsch, cambiando la narrativa absurda y desbordante en un santiamén, y así a la risa o una muerte descollante. Algunos diálogos esquizofrénicos hacen recordar a un Lamborghini en “La causa justa” donde se plantea lo ridículo con un grado y altura logrado sólo por él.  A su vez se me presentaron Héctor Libertella con “Diario de la Rabia” en su temática y ya viajando en esta máquina del tiempo que propone “Los Extraestatales” a un Kafka con “El Proceso” mostrando los laberinticos pasillos de un estado triste y  gris.

Pero lo fundamental y más importante de la novela, es que “logra lo más difícil” y es conseguir un estilo único y singular pudiendo diferenciarse de la influencia literaria del autor para lograr algo en si mismo. Como se dijo: se denota una gran biblioteca del escritor,  pero consigue que se distinga su literatura y de esa forma construir su propia identidad, eso lo hace distintivo, llamativo y provoca encontrarse con algo que hoy sale de lo común.

Para finalizar, es una novela que logra un doble impacto: desde lo físico con su diseño editorial y luego con su literatura logra una distinción total. Un libro que deja de todo, con su estilo irónico, sarcástico, delirante, cómico. Marca una realidad distorsionada pero  no tan alejada de lo real, con frases y diálogos para guardar.

Demás esta decir que la disfruté desde comienzo a fin, por lo que sólo queda “Felicitar y recomendar “Los Extraestatales” para su lectura.”

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